Real Colegio de Doncellas Nobles 
Historia, Educación y Arte en el Corazón de Toledo
El Cardenal Silíceo fundó el Colegio de Doncellas Nobles con la visión revolucionaria de ofrecer educación de alta distinción a las clases inferiores.
El copatronazgo de Felipe II, mantenido hoy por Felipe V, lo convirtió en uno de los mejores colegios de Europa. Aunque desconocido para muchos, abrió sus puertas al público en 2015.
Su ambiente colegial y tesoros arquitectónicos cautivan a los visitantes. El Cardenal Silíceo, enterrado aquí, dejó un imponente sepulcro, testimonio de su cariño por este gran proyecto, que es único en Toledo.
El Colegio acogía a jóvenes de pocos recursos de la archidiócesis de Toledo, ofreciéndoles formación cristiana y humana. Felipe II aceptó el copatronazgo, ampliando el acceso a doncellas de otras regiones.
Operó bajo sus estatutos originales hasta 1988, llegando a convertirse en uno de los centros escolares más prestigiosos de Europa. Instalado en las casas de don Diego Hurtado de Mendoza, fue reformado en el siglo XVIII por Ventura Rodríguez. Adaptado en los años 90 como residencia universitaria, conserva elementos históricos y el sepulcro del Cardenal Silíceo, un destacado humanista y matemático.
La capilla-iglesia el monumento es de estilo renacentista y barroco temprano, tiene planta de cruz latina y bóveda de cañón. El retablo principal, obra de Alejandro Sémino, muestra a la Virgen con el Niño, las doncellas y el fundador. También destacan los retablos barrocos de la Virgen del Pozo y San Jerónimo. El coro de colegialas, decorado con rejas que contienen el escudo del cardenal, y los medallones de santos toledanos son notables. El sepulcro del Cardenal Silíceo, esculpido por Ricardo Bellver, presenta detalles litúrgicos y virtudes cristianas.
El patio, diseñado por Ventura Rodríguez, es un espacio artístico y histórico de gran valor.