Iglesia de los Jesuitas – Mirador 
La Iglesia de los Jesuitas, erigida sobre la casa natal de San Ildefonso, Patrón de Toledo, tiene más de tres siglos de historia. Abierta al culto en 1718, destaca por su capilla mayor con un retablo original en pintura al fresco, enmarcado por columnas y trampantojo. Los grandes retablos barrocos a cada lado de la nave central narran la historia de la Compañía de Jesús.
Sus torres gemelas, de más de 50 metros, ofrecen una vista privilegiada de la ciudad medieval y la Catedral Primada de Toledo, haciendo de esta iglesia un verdadero museo de escultura y arte religioso.
Los jesuitas se establecieron en Toledo en 1558, gracias al permiso del arzobispo Carranza, y fundaron la casa profesa en la plaza del Salvador. En 1583, abrieron el Colegio de San Eugenio. La casa natal de San Ildefonso fue comprada en 1569 para construir una iglesia y casa profesa. Las donaciones de Pedro y Estefanía Manrique permitieron ampliar el proyecto.
La iglesia fue consagrada en 1718 y completada en 1765, aunque los jesuitas fueron expulsados en 1767. Regresaron en 1903, pero cerraron su residencia en 2011. Actualmente, la Iglesia de San Ildefonso es un santuario diocesano.
La Iglesia de los Jesuitas en Toledo es un magnífico ejemplo de arquitectura contrarreformista, con una nave única flanqueada por capillas laterales interconectadas y una imponente cúpula sobre el crucero.
Influenciada por la Iglesia del Gesú de Roma, se inspira en las iglesias jesuíticas de Palencia y Alcalá. La iluminación barroca dirige la luz hacia el altar mayor, destacando la eucaristía. La fachada barroca fue diseñada por Francisco Bautista. Destacan los retablos y esculturas, incluyendo obras de Germán López Mejía y trampantojos de los hermanos Velázquez, creando un museo de arte sacro dentro del templo.